Queridos Hermanos:

Os dejo la entrevista concedida por D. Rafael Zornoza Boy, obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, y principal impulsor de las escuelas diocesanas de Evangelizadores y Discipulado, y restantes proyectos de nueva evangelización, incluidos en su carta pastoral.

¿Qué destacaría de su experiencia en la pasada Escuela de Evangelizadores?

Ha sido un regalo, esto es lo primero. Hemos palpado la gracia de Dios que ha propiciado un encuentro verdaderamente eclesial en su pluralidad y en la experiencia de comunión. Al invitar a participar en la Escuela estaba convencido de su valor e importancia, pero también de la dificultad de aceptar algo nuevo y desconocido. Sin duda los fieles han captado también la importancia de abrir cauces nuevos a la evangelización. El resto ha venido añadido. El Señor ha presidido todo desde el comienzo, provocando una experiencia de fe compartida y después la ilusión por transmitirla, por evangelizar.  Uno de los bienes más que les ha aportado y gustado ha sido el descubrimiento de una armonía natural entre los carísimas diferentes y la fuerza que tiene la diócesis para evangelizar unidos, laicos, religiosos y sacerdotes con su pastor al frente.

¿Se sorprendió de la participación que tuvo?
Es cierto. Se puede decir que la asistencia nos ha desbordado, ha superado cualquier previsión. ¿Cómo interpretarlo? Pues, a mi entender, es frutó de varias causas, pero la que me parece mayor es la sed de Dios que tiene el pueblo fiel, es decir, que hay muchísimos cristianos que están pidiendo renovar su compromiso y ahondar en su seguimiento de Cristo. Además, los cristianos preocupados por su fe, ven las dificultades para vivirla en una nueva cultura y para comunicarla; han pensado muchas veces que algo hay que hacer después de ver casi agotados los caminos ya trillados. Aquí han encontrado una mano tendida y una respuesta dada con seriedad y con gran novedad.

¿Qué diría que van a encontrar los que vayan este año?
Que se lo van a encontrar aún mejor, con más experiencia y calidad, si cabe. Pero sobre todo que renovarán su experiencia de Dios y encontrarán una imagen atractiva de una iglesia misionera llena de propuestas para no estancarse. Es un don, y lleva consigo la abundancia de la generosidad de Dios que " a los pobres colma de bienes y a los ricos despide vacíos" . La iglesia los necesita porque de ellos depende la felicidad de muchos, y yo les espero. No se arrepentirán.